Con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Rural este viernes, la ministra de Igualdad, Irene Montero, se trasladó a San Pelayo para participar en una mesa redonda con asociaciones de mujeres del medio rural. Al acto también acudieron la secretaria de Estado de Igualdad y Contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez, y la directora del Instituto de las Mujeres, Toni Morillas.
Montero destacó «la importancia de escuchar» y reconoció que las necesidades del medio rural han estado «desatendidas históricamente por las administraciones y no tienen una solución fácil». Destacó problemas de los pueblos que van desde el mal estado de las carreteras y la ausencia de una red WiFi, a la inaccesibilidad a determinados servicios públicos, como las escuelas, o el machismo, entre otros asuntos.
La titular de Igualdad no se olvidó de señalar la percepción hacia el mundo rural que trajo consigo la pandemia, tras la cual se ha experimentado cierto cambio de actitud después de «décadas de desprecio por lo público» y de «privilegio» de las ciudades. «Si convertimos en negocios cuestiones que son derechos, al final lo que ocurre es que priman los criterios de mercado y de beneficio económico, por encima de tener, por ejemplo, un centro de salud abierto en un pueblo con pocos habitantes».
Así pues, Irene Montero aseveró que que la emergencia sanitaria «ha permitido que todo lo que era invisible volviese a ser visible» y asumió la necesidad de tomar «decisiones valientes y acciones estructurales». Pero «no soy ilusa y sé que no es un compromiso que podamos alcanzar en una legislatura, o incluso en dos», reconoció. Con todo, se comprometió en el acto a «tomar el impulso» para poner el foco en el mundo rural y ser capaz de «garantizar todos los derechos» de los ciudadanos que viven en él, con especial incidencia en las mujeres y personas LGTBI.
Coincidió con ella Toni Morillas, quien también calificó de «absolutamente insuficientes» los proyectos y programas que hasta ahora se han desarrollado en el mundo rural. Por ello, la directora del Instituto de las Mujeres, incidió en reorientar los programas públicos, despojándose de la «mirada urbana», con el fin de poner en el centro el ámbito rural y las mujeres. «Para esto, le hemos planteado a las que nos acompañan que nos señalen cuáles son las necesidades y los retos de las mujeres en el ámbito rural para que podamos trabajar y traducirlo en políticas públicas», declaró.
La secretaria de Estado de Igualdad y Contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez, subrayó que «actualmente nos encontramos en una encrucijada política que tiene que ver con la crisis del territorio y la pandemia». Aseguró que «el futuro pasa por un pacto verde en el que las mujeres tienen un papel fundamental». Quiso poner el foco también en la violencia de género, una problemática que «se agravó durante el confinamiento y que se magnificó aún más en el medio rural». Finalmente, recordó la «discriminación histórica hacia el colectivo LGTB en el medio rural»
La presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales, FADEMUR, en Castilla y León, Loreto Fernández, abogó porque el medio rural «sea un lugar lleno de servicios y un entorno en el que se pueda vivir bien». A su vez defendió que desde su agrupación «se ha trabajado mucho en formación y ayuda a domicilio» y quiso alejarse del término ‘vaciada’ porque en los pueblos «somos pocos, pero muy unidos».
También intervino la presidenta de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural, AFAMMER en Castilla y León, Lucía Martín, que defendió el trabajó de su entidad por las familias y en especial por las mujeres. «Queremos igualdad para los menores que viven en el medio rural y que los colegios no desaparezcan y las mujeres puedan conciliar». No se olvidó de las personas mayores, para las que demandó la creación de puestos de trabajos que l«as ayuden en la vida diaria».
La presidenta de la Asociación de Mujeres Cooperativas Agroalimentarias de España y miembro del Consejo Rector de Cooperativas; Jerónima Bonafé, defendió que «las mujeres del medio rural hemos demostrado la capacidad de adaptarnos de a cada circunstancia en concreto» y recordó que «el hecho de ser mujer en un sector agrario no es sencillo, ya que en muchas ocasiones existe falta de aceptación por parte de los hombres».
Por su parte, la integrante de Ganaderas en Red Nerea del Río hizo hincapié en el los pueblos hay «una triple discriminación, por ser mujeres en el medio rural, los problemas burocráticos y la vivienda»; algo que se traduce en «sensación de abandono».
La vicepresidenta de la Confederación de Asociaciones de Mujeres del Medio Rural, CERES, Belén Verdugo, demandó una «PAC feminista, porque la actual es patriarcal y discriminatoria»; si bien es cierto, que «la nueva tiene un diseño teórico con una estrategia de la granja a la mesa, un modelo de negocio en el que las mujeres encajan perfectamente».
Previamente, la alcaldesa de San Pelayo, Virginia Hernández, dio la bienvenida a los asistentes, acompañada por otras tres mujeres rurales que compartieron sus experiencias personales: Elisa Cerrillo, cuidadora de un gran dependiente; Clara Justo, que, tras abandonar su pueblo para formarse, ha regresado para emprender allí su negocio, y Laura de la Iglesia, educadora social del Colectivo para el Desarrollo Rural de Tierra de Campos.
Virginia Hernández fue la encargada de cerrar el acto y agradeció al Ministerio y al Instituto de las Mujeres «no solo que pensaran en San Pelayo, sino en los pueblos, en haber querido acercar un acto de este tipo al medio rural». Finalmente, dedicó el evento a su abuela, la persona más mayor de las que estaban el público, porque «sin el trabajo de mujeres como ella que sufrieron mucho una vida en un pueblo que nada tiene que ver con la de ahora; sin su trabajo, esfuerzo y dedicación nosotras hoy no podríamos estar aquí».