La Oficina de Turismo de Santo Domingo de la Calzada acoge el 25 de mayo, a las 12.00 horas, la inauguración de la exposición La Capilla de las Maravillas, con fotografías del riosecano Jesús Ubal Martín sobre la Capilla de los Benavente, una de las obras cumbre del Renacimiento castellano y joya de nuestro patrimonio. El acto contará con la presencia de los alcaldes de Santo Domingo de la Calzada y Medina de Rioseco, David Esteban y David Mena y David Mena, y del abad del Cabildo de la Catedral de Santo Domingo de la Calzada, Francisco Suárez.
La muestra se podrá visitar hasta el 31 julio con horario hasta el 30 de junio, de martes a domingo de 10 a 14 horas y los sábados de 10 a 14 horas y de 16 a 19 horas, y durante todo el mes de julio, de martes a sábado, de 10 a 14 horas y de 16 a 19 horas y los domingos de 10 a 14 horas. La situación de la localidad riojana en el Camino de Santiago permitirá a cientos de peregrinos disfrutar con las fotografías de la exposición, que está organizada por el Ayuntamiento riosecano, con la colaboración del Ayuntamiento de Santo Domingo de la Calzada, el Cabildo de la Catedral de la localidad riojana, la Asociación para la Conservación y Restauración de los Templos de Medina de Rioseco y la empresa riosecana Hermanos Pintado. Hasta Santo Domingo de la Calzada viajará un autobús con riosecanos que aprovecharán la inauguración de la exposición para visitar Santo Domingo de la Calzada y el monasterio de San Millán de la Cogolla.
La Capilla de las Maravillas
La Capilla de las Maravillas muestra más de 40 instantáneas recogidas a través del objetivo del fotógrafo Jesús Ubal, que tratan de inmortalizar la Capilla de los Benavente ubicada en la iglesia de Santa María de Medina de Rioseco. Rostros, gestos y extractos de uno de los principales conjuntos arquitectónicos renacentistas de la provincia de Valladolid. Trama compleja que conforman los pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento, Sibilas, Profetas, Reyes, Santos, figuras fantásticas, sepulcros.
La Capilla de los Benavente, en la Iglesia de Santa Maria de Mediavilla, supone una aportación del mayor interés dentro de la corriente artística del Renacimiento Castellano. Fundada por Álvaro de Benavente y ejecutada por los hermanos Jerónimo y Juan de Corral, tiene la declaración de Bien de Interés Cultural.
La muestra incluye además un audiovisual realizado por el periodista José Ángel Gallego con imágenes sobre una de las principales joyas que atesora Medina de Rioseco.
LA CAPILLA DE LOS BENAVENTE
La Capilla de los Benavente ha suscitado desde antiguo el interés y la atracción de cuantos se han puesto bajo su área de influencia. Nadie ha quedado impasible ante la belleza de sus yesos policromados o su complejo programa teológico.
Unos se plantearon quién fue el artista que concibió la Capilla: en un principio se habló de Juan de Juni como autor de todo el conjunto; luego, a medida que se desempolvaban legajos y documentos, se fue separando la labor de este escultor francés y la desarrollada en yeso por los hermanos Corral de Villalpando.
Otros, llevados por su concepción romántica del mundo y las artes, fijan especial atención en lo exótico, exquisito y caprichoso de sus formas, condicionados siempre por una visión decadente, casi ruinosa, del esplendor que fue y no volverá a ser.
La visita de Isabel II a la ciudad y el encargo al pintor Pérez Villaamil de una fantástica reproducción de su interior para la Casa Real, obra que se expuso en la Exposición de 1847, relanzó de nuevo la Capilla de los Benavente. Desde entonces no faltan descripciones del conjunto, y desde entonces la Capilla comienza a ser reproducida.
La llegada de la fotografía vino a ser un paliativo ante aquella incapacidad de la literatura por describirnos tantas imágenes, detalles e impresiones. Y con ella terminó definitivamente de conocerse sus joyas a través de publicaciones de muy diverso tipo.
Por eso, el objeto de una muestra fotográfica sobre la Capilla de los Benavente, a cargo de Jesús Ubal Martín. Hay cabida para vistas generales y, sobre todo, para marcar el acento en algunos detalles de este bosque animado de esculturas policromadas. El objetivo de su cámara nos permitirá concretar y reflexionar sobre la idea que gira en todos los muros de la capilla: el Hombre, su relación con el Destino, con la Divinidad y, por supuesto, con la Belleza Renacentista.
En agosto de 1554 fallecía en sus casas vallisoletanas el mercader Álvaro de Benavente. Las obras de su fastuosa capilla en la iglesia de Santa María de Medina de Rioseco estaban entonces a punto de rematarse: ya se había asentado la reja, que estaba recibiendo su policromía y tan sólo Don Álvaro no pudo contemplar el retablo mayor, que el escultor Juan de Juni realizó tres años después por orden de sus testamentarios. Se ponía fin a una larga empresa que terminaría siendo uno de los conjuntos principales del Renacimiento español. Desde entonces la figura de Don Álvaro ha quedado ligada al recinto que creó para su entierro personal y el de su familia hace más de 450 años.
El influjo y la atracción que La Capilla de los Benavente ha despertado a lo largo de la historia ha sido más que notable, ya desde el mismo momento de su construcción. Artistas, historiadores, poetas, incluso algún monarca, han caído en las redes de su seducción. Seducción que nace de la apabullante carga ornamental, que no concede un sólo respiro, y de la compleja trama simbólica: pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento, Sibilas, Profetas, Reyes, Santos, figuras fantásticas, sepulcros… Todo hace que la Capilla de los Benavente sea un lugar de obligada visita, imposible de describir su “desate de fantasía lujosa, oriental y nimiamente simbólica”, como dice Pardo Bazán.
Y dentro de este organizadísimo caos son miles las maravillas que pudieran centrar nuestra atención. Algunas de ellas nos las muestra, congeladas, el objetivo de Jesús Ubal Martín. Se nos ofrece en esta exposición una peculiar manera de ver la Capilla fuera de la vorágine en la que nos vemos insertos al traspasar su umbral y colocarnos bajo su cúpula. Con esta exposición se abrirán ante nuestros ojos pausadamente, poco a poco, los rostros, gestos y detalles de un universo creado por el Humanismo renacentista a mayor Gloria de Dios y del Hombre con el instrumento fundamental de la Belleza de las Formas.
La Capilla de los Benavente se abre al espectador a golpe de maravillas y misterio. Capilla de la miseria humana y de la sensual belleza que es capaz de crear, es un canto a la dualidad del hombre y su destino, siempre entre el Bien y el Mal, entre la bella figura de Eva y una Muerte descarnada que sarcásticamente tañe una guitarra. Toda una narración que parte del fin corporal del hombre y lo lleva a la eternidad; de la Creación al Apocalipsis.