Silvia Hernando cumple 30 años de trabajo en Óptica Rioseco, un negocio que no ha dejado de evolucionar y que ahora ofrece servicio de audífonos
Hoy 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, dedicado a la lucha por la igualdad, la participación y el empoderamiento de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad. Si bien queda aún mucho camino por recorrer, el papel de las féminas en la sociedad está cada vez más reconocido. Aunque hace 30 años no era así. Algo que bien sabe Silvia Hernando Calvo, que cuando solo 22 tenía años se mudó a Medina de Rioseco para trabajar en Rioseco Óptica.
Natural de Sacramenia (Segovia) pasó su juventud en Madrid hasta que llegó a la Ciudad de los Almirantes tras ver una oferta de trabajo. Entonces, el negocio lo regentaba Manuel García Sacristán, tras haberlo inaugurado dos años antes. «Y todo era muy distinto a ahora». A pesar de que la joven contaba con la titulación de óptico-optometrista y su jefe no, «las personas le pedían a él que las graduara y a mi que las llevara el cenicero, ya que por entonces se podía aún fumar en espacios de tipo sanitario». Recuerda aquel 1993 como «un año de nieblas y duro, porque la gente no me conocía y me miraba extraño». Sin embargo, «una vez que me adapté nunca pensé en regresar a la capital y hoy en día puedo decir que me siento riosecana en un lugar que me ha acogido muy bien». Además, el medio rural «es sinónimo de calidad absoluta, algo que valoro como un lujo».
Sus primeros diez años en Rioseco Óptica trabajó como empleada hasta que propuso a Manuel García el traspaso porque «ya me había convertido en el referente para nuestra clientela; no en vano, mi jefe tenía otra óptica en Palencia y venía pocos ratos». No estaría sola en su nueva aventura como emprendedora, ya que su hermana Pilar se unió al proyecto como auxiliar y encargada de atención al paciente y trato con los comerciales.
Será el 1 de septiembre de este año cuando Silvia cumpla tres décadas de atención en Medina de Rioseco y comarca; esta última, «una parte muy importante, ya que la mitad de las personas que vienen a Rioseco Óptica son de los pueblos de alrededor». Reconoce que el sector «ha evolucionado enormemente» en estos 30 años. «El mayor cambio tiene que ver con las lentes progresivas. Antes existían ciertos problemas de adaptación, pero actualmente la persona se acostumbra casi al instante». Pero además «en estos momentos contamos con ayudas de filtros terapéuticos y lentes de sol para todo tipo de personas; todo ello con el fin de que nuestros clientes vean mejor y estén cómodos».
El paso del tiempo también se nota en los precios, que han bajado mucho. Ahora, «te puedes llevar montura y lentes por 80 euros», señala la óptica. «Antes una gafa progresiva podría costar 400.000 pesetas; en cambio, ahora te puedes llevar este tipo de lentes de primera calidad por 1.000 euros». Tanto en gafa monofocal como bifocal «hay una enorme variedad de precios».
Silvia Hernando subraya que «la venta de gafas supone el 80 por ciento de sus ventas y tan solo el 20 pertenece al de las lentes de contacto». Si bien es cierto que «son las personas jóvenes las que más apuestan por esta opción, a medida que cumplen años se cambian otra vez a las gafas». En este sentido, reconoce que «no es la parte más interesante a nivel de negocio, porque el paciente se hace su primera adaptación en la óptica, pero la siguiente vez compra las lentillas por Internet; lo mismo ocurre con las gafas de sol». La venta online «ha cambiado todo». Pero «no debemos ver Internet como enemigo y sí como otra opción; por ello, la venta en Red es una opción que valoro».
AUDÍFONOS
Sin duda, no quedarse atrás, evolucionar, seguir formándose y adaptarse son aspectos que le van como anillo al dedo a Silvia. El paso del tiempo juega en contra de nuestra capacidad de audición y en una comarca en la que hay muchas personas mayores «es necesario que haya un profesional de audiometría a diario». Por ello, la emprendedora se ha formado durante los últimos meses y ha apostado por hacer una importante inversión para convertirse en centro auditivo. Una vez que ha obtenido la titulación necesaria, a lo largo de este mes comenzará a realizar pruebas auditivas para que aquellas personas que lo necesiten tengan sus audífonos adaptados a sus necesidades. «Los dispositivos actuales nada tienen que ver con los de antes, porque la estética y la audición no tienen que estar reñidas».
30 años dan para mucho, pero uno de los momentos clave fue la pandemia, «que supuso un antes y un después para el negocio». Fue entonces cuando «comencé a entender la óptica de otro modo, porque no teníamos que cerrar al estar dentro del marco de los centros sanitarios». Cara al público durante todo el confinamiento, y con todas las medidas de seguridad se «pasaron por nuestro local muchísimas personas». Tantas que «no he vendido tantas gafas en mi vida». Reconoce no tener clara la razón, pero «posiblemente la gente decidió hacer esa pequeña inversión y así ver bien la televisión o leer el periódico en esos días que no podía salir de casa».
Para Silvia fue un momento «clave». Y es que «la ciudadanía local se dio cuenta de lo importante que era comprar en su pueblo». En Rioseco «tenemos prácticamente de todo, pero puede que en un futuro no sea así, si no apoyamos nuestro comercio».
Años de evolución y de cambio en las modas; algo también importante, porque «un tipo de montura determinada puede dar mucha personalidad a una persona». Pero también de anécdotas. Recuerda especialmente una ocasión en la que «una mujer vino a comprar unas gafas –no graduadas- para un niño, que valían 200 pesetas, pero le parecieron muy caras, y como era día de mercado se hizo con unas en un puesto, pero después regresó para que le regalara una funda, algo que no hice». En otra ocasión, «un hombre con las uñas larguísimas vino para que se las cortara, le dije que si quería le daba un cortador».