El parto es un fenómeno fisiológico al que toda perra puede enfrentarse a lo largo de su vida sin necesidad de ayuda en la mayoría de los casos. Bien es cierto que puede ser un momento de nerviosismo para los dueños sobre todo si son “primerizos” donde surgen muchas dudas por lo que es importante estar preparados para reconocer los síntomas de parto y ofrecer unos cuidados a nuestra perra en el final de la gestación, durante el parto y después del mismo tanto a ella como a los cachorros.
La gestación de una perra suele durar unos dos meses: aproximadamente entre 58 y 63 días después de la monta se producirá el parto.
Una o dos semanas antes del parto es aconsejable preparar un espacio adecuado para la perra (“paridera”) donde pueda parir y después continuar con la lactación de los cachorros. Debe ser un lugar cómodo y tranquilo, se puede usar una caja de buen tamaño donde se colocarán toallas o papel picado.
Otro factor a tener en cuenta antes del parto es la alimentación de la perra, es aconsejable administrar pienso de cachorro al menos desde el último tercio de la gestación hasta el final de la lactación de los cachorros. Este cambio se debe a las altas necesidades energéticas de la perra durante este periodo.
Síntomas del parto
Una semana antes del parto es importante vigilar la temperatura rectal de la perra, cuando ésta baja de 37ºC el parto es inminente
La perra estará más nerviosa, buscará lugares apartados, preparará el nido en la “paridera”, disminuirá su apetito…
Unos días antes del parto aparecerá leche en sus mamas, la vulva estará aumentada de tamaño y húmeda
El parto puede durar entre 12 y 24 horas pero en perras primerizas este periodo se puede alargar hasta las 36 horas.
Primero comienzan las contracciones uterinas y la dilatación del cuello del útero. La perra puede jadear y temblar pero a veces está fase no es visible para el propietario.
Después, el cuello uterino se dilata completamente y comienza la expulsión de los cachorros, las contracciones son más evidentes y la perra estará tumbada de lado y hará esfuerzos de empujar hacia la parte final de su abdomen. Con cada salida de un cachorro se produce también la salida de la placenta que se romperá sola o bien será la perra la encargada de romperla con la boca. Hay perras que se comen las placentas, esto es un comportamiento natural en las hembras de mamíferos que paren en la naturaleza.
A medida que los cachorros van saliendo la perra les lamerá rápidamente para retirar las placentas y estimular su respiración, también cortará el cordón umbilical con sus dientes y más tarde les empezará a amamantar.
Aunque el nacimiento de los cachorros se producirá de forma natural y sin ayuda de nuestra parte, sí es importante vigilar ciertos aspectos como la salida de los cachorros (si después de un periodo de contracciones de más de media hora no ha salido ningún cachorro o sí el tiempo entre cachorro y cachorro se prolonga más de 4-6 horas habría que considerar consultar con nuestro veterinario). También hay que observar la salida de las placentas, si algún cachorro se “atasca” o la perra no rompe su placenta habría que ayudar a hacerlo y posteriormente procurar que los cachorros no pierdan calor, muy importante para su supervivencia.