Cerca de 600 personas se congregaron hoy en Villabrágima con motivo de la III Fiesta de la Matanza, que organiza el Ayuntamiento, en colaboración con las carnicerías locales.
En un ambiente muy festivo en el que el sol se impuso a las habituales nieblas y frío de esta época, vecinos y personas de otras localidades del territorio asistieron en los primeros compases de la jornada, que arrancaron con el destazado del cerdo, que llevó a cabo el maestro matancero de la Carnicería El Arco Cecilio Yáñez, con la ayuda de las también carnicerías del pueblo Juan Carlos y Pili.
Las faenas propias de esta ancestral costumbre y las degustaciones gastronómicas se unieron un año más al calor de la lumbre para revivir esta añeja tradición que en la actualidad se ha convertido en un motivo de encuentro para los vecinos de la localidad y en objetivo turístico para muchos otros que quieren conocer de cerca el ritual de una tradicional matanza de los pueblos del territorio. La alcaldesa de Villabrágima, Noelia García, señaló que «esta actividad sirve para dinamizar la actividad economía de la localidad a la vez que pone en valor una de nuestras tradiciones más ancestrales».
El humo y el olor de la leña se mezcló con las explicaciones de Roberto Martín Villa, que se encargó de transmitir el proceso y descubrir con todo lujo de detalles distintas curiosidades de este rito, con gran atención por parte del público que esperaba tras las vallas de seguridad. Por su parte, mujeres de la Asociación La Peña y voluntarias preparaban las jijas, que minutos más tarde degustarían los allí presentes.
Una vez que finalizó el proceso de destazado un grupo de mujeres se encargaron de la elaboración de chorizos y embutidos rodeadas por el púbico, en un proceso que se llevó a cabo con todas las medidas sanitarias que se exigen. A continuación, llegó el momento más esperado por muchas de las personas: la degustación de las jijas con con huevo, limonada y vino. La cita gastronómica finalizó en clave golosa, ya que los bares de la villa ofrecieron postres típicos para poner el colofón a este ritual.
Una tradición que «es muy importante que no se pierda», aseveró Cecilio Yáñez. En tiempos en los que «hay menos gente en los pueblos es fundamental que estas tradiciones gastronómicas no se pierdan». Y es que «antes lo normal es que casi todas las casas en los pueblos de la zona realizaran la matanza en el puente de la Constitución, que servía para tener subsistencias para todo el invierno». Más tarde, «con la llegada de San Antón en enero se mataba a otro marrano, de forma que las familias tenían carne para todo el año».
El concejal de Festejos del Ayuntamiento de Villabrágima, Jorge Villa, abogó «por mantener una iniciativa que ha crecido de forma exponencial desde su primer año». Además, «la infancia conoce un tipo de evento que en muchos casos es desconocido para ella».