El ‘Día de la leña’ era un emblema de superación para demostrar que el mozo ya pasaba la mayoría de edad
La celebración de los quintos en Tordehumos es una fiesta popular que, generación tras generación, ha ido evolucionando al ritmo que marcaba la sociedad del momento, pero siempre fiel a la tradición y a la pervivencia de las costumbres más arraigadas.
A lo largo del año, son varios los acontecimientos que reúnen a los jóvenes que durante el año van a asumir la mayoría de edad y que, por ese motivo, reciben el apelativo de quintos, entendido como conjunto de personas que nacieron el mismo año y antiguamente, como el estado en el que se encontraba un mozo, desde que era “sorteado” hasta el momento en el que se incorporaba al servicio militar.
En la actualidad, los actos de “quintada” en Tordehumos comienzan con el ‘Día de la leña’, con los nuevos quintos como protagonistas de la fiesta. Se trata de una antigua tradición por la cual, los nuevos mozos (y ahora también mozas) que “entran en quintada” pasan una prueba “simbólica” como es la de subsistir, durante un día entero y de forma aislada, en el monte del pueblo. El sábado anterior al Miércoles de Ceniza (sábado de carnaval) los quintos se reúnen, en torno al mediodía, en la plaza mayor del pueblo, montados a lomos de burros o “borricos” y vestidos con la indumentaria típica de los quintos en Tordehumos: un “poncho” de lanas multicolores y un sombrero, en el que se coloca una “carta de la baraja” identificativa y que les ordena según la fecha de nacimiento.
Tras el encuentro y las típicas despedidas por parte de los familiares, los quintos parten hacia el Monte Morejón, donde pasarán el día. Después, al anochecer, el grupo de quintos se dispone a descender laderas abajo hacia el pueblo y, cargados con los manojos de leña, llegar hasta la Plaza Mayor donde, tras la cena de hermandad, arderá la hoguera que los quintos deben saltar por riguroso orden de fecha de nacimiento.
Servicio militar
De origen desconocido, esta tradición se enmarca dentro del calendario festivo que rodeaba a los mozos, previo a cumplir el servicio militar. Este día, denominado ‘Día de la leña’, venía a suponer un reto y emblema de superación para demostrar que el mozo ya pasaba la mayoría de edad y estaba preparado para la nueva vida.
Actualmente y aunque con el servicio militar ya desaparecido, se sigue manteniendo la tradición, de una forma más lúdica y festiva que simbólica.
Toda la noche juntos, organizando su propia fiesta y al amanecer del ‘Domingo Gordo’, los quintos incorporan un nuevo elemento a su indumentaria, un almirez de bronce, que permite ejecutar un peculiar ruido y con el que van a recorrer todo el pueblo, casa por casa, pidiendo el aguinaldo que ayudará a pagar los gastos de la fiesta, al tiempo que degustar la típica repostería de carnaval: orejas y torrijas, que amablemente ofrecen los vecinos a la quintada.
Una última comida juntos, cerrará esta jornada festiva de quintos que tendrá su siguiente actuación en la última noche del mes de abril cuando, reunidos de nuevo, trabajarán por poner el Mayo en la parte más alta del pueblo, teniendo esta actividad un nuevo significado de superación y evocación de fuerza, en un momento de transición en la vida del joven.
Carreras de cintas
Las celebraciones de la quintada concluirán en las siguientes fiestas de febrero (‘Las Candelas’) con las típicas carreras de cintas para los quintos. Las carreras de cintas, relacionadas en el tiempo con las épocas pre-cuaresmales, están ligadas a los quintos y, a la presentación de los antiguos a los nuevos.
La celebración de las carreras de cintas de los quintos se realiza en la mañana del 4 de febrero y éstas comienzan con la concentración en la Plaza Mayor del municipio y posterior pasacalles, acompañados de autoridades, Cortejo Real y banda musical, hasta el Camino de los Mártires, escenario de la carrera.
De nuevo el quinto, con la indumentaria típica, refleja en la “carta de la baraja” el orden de nacimiento y que, en este caso, servirá de orden para iniciar la carrera de cintas, incorporando un nuevo elemento como es el “palillero” (especie de punzón o buril de madera, adornado con lanas de colores) con el que deberá “sacar” la cinta.
Cuatro cintas
Entre las tradiciones propias de Tordehumoso, está la de incluir cuatro cintas con un simbolismo especial: la cinta con la bandera nacional, la “pega” (cinta multicolor y de mayor longitud) que será rasgada y repartida entre todos los quintos, y dos cintas bordadas con el año en curso y que, posteriormente, se ofrecerán como recuerdo de la quintada a la Virgen de las Candelas y al Sto. Cristo de la Vega.
Una vez finalizada la carrera, todos los quintos junto con familiares, amigos y autoridades se dirigen a la Plaza Mayor donde se ofrecerá un Vino Español y se aprovechará para realizar los reportajes fotográficos de conjunto de la quintada, antes de asistir, todo el grupo de quintos, a la visita e imposición de Cintas a la Virgen de las Candelas y al Sto. Cristo de la Vega, concluyendo con una comida comunitaria.