Sara, Claudia, Miguel, Ainhoa, Jesús, Míriam, Álvaro y Lidia celebraron su tradicional fiesta, que habitualmente tiene lugar en marzo
Han tenido que pasar siete meses más de lo habitual, peo finalmente los quintos y quintas de San Pedro de Latarce celebraron su fiesta una vez que la pandemia permitió llevar a cabo los actos tal y como manda la tradición.
Sara, Claudia, Miguel, Ainhoa, Jesús, Míriam, Álvaro y Lidia tomaron las calles de localidad durante el fin de semana del 12 al 14 de noviembre en la que es una de las fiestas marcadas en rojo en la villa y que atrajo a un importante número de personas, a pesar de celebrarse fuera de su fecha habitual. El ‘pasabares’, que partió del Mesón El Harreñal dio el pistoletazo de salida el viernes. No faltó la charanga que animó el recorrido hasta la Casa de Cultura, en donde los jóvenes, amigos y vecinos disfrutaron de un aperitivo. Fueron muchos los que no quisieron regresar a sus casas y la fiesta se prolongó hasta las tantas.
Al día siguiente, los vecinos, en grupos –ya sea de quintos, peñas o amigos- se juntaron para comer. Fue una jornada de quintos en mayúsculas, ya que tras el habitual café la sobremesa se alargó hasta la cena de quintos, que como manda la tradición fue a media noche.
Como es habitual los quintos y quintas cenan por separado. Ellos, en el antiguo matadero y las chicas en una nave, que el vecino de la localidad Vicente prestó.
Tras la cena, la fiesta se alargó hasta el amanecer. A las 8 de la mañana, los jóvenes no faltaron a una de las citas más esperadas del calendario del pueblo: recorrer el ‘bollo’. Magdalenas, pastas, pelusas, anís u orujo fueron algunos de los típicos productos que los quintos ofrecieron a aquellos que se acercaban a las puertas de sus casas. Pero lo que es comer, se comió poco, porque la mayoría acabó sobre la cabeza de la gente, y de forma especial en la de los quintos. Incluso hubo quien se llevó algún huevo guardado en sus abrigos para estamparlo en aquel que tuviera más a mano. Una carrera de cintas puso el punto y final a una fiesta por celebrarse en pleno otoño no dejó de ser igual de emotiva.